lunes, 26 de enero de 2015

¿Por qué vuestro instituto está construido como una prisión?



('Antimanual de filosofía', de Michel Onfray, Madrid, 2005)

Porque en este sitio, como en cualquier otro, la libertad no gusta, y se las arreglan magníficamente para contenerla o limitarla al máximo. El poder de circular libremente sin trabas, de moverse sin tener que dar explicaciones; el de hacer uso como uno lo desea de su tiempo, sus noches y sus días, el de decidir la hora de levantarse y acostarse; la libertad de trabajar o descansar, de comer, dormir, todo eso que pone de manifiesto la autonomía del individuo (la posibilidad de decidir sobre su existencia con todo detalle), incomoda considerablemente a la sociedad en su conjunto. De ahí que la sociedad haya inventado un cierto número de instituciones que funcionan según técnicas de control: control de vuestro espacio, control de vuestro tiempo.

A la sociedad no le interesa la libertad porque esta no engendra orden, coherencia social, agrupación provechosa, sino más bien la fragmentación de actividades, individualización y atomización social. La libertad provoca miedo, angustia: inquieta al individuo, que se encuentra frente a sí mismo, dudando, ante la posibilidad de elegir y experimentar así el peso de la responsabilidad; pero incomoda igualmente a la sociedad, que prefiere personajes integrados en el proyecto asignado a cada uno, antes que una multiplicidad de piezas interpretadas por pequeños grupos de individuos.