domingo, 13 de diciembre de 2015

De magistris et discipulis


Ahora que termina el primer trimestre, en el que todos, 'discipuli discipulaeque' y 'magister' hemos trabajado mucho y (creo que) bien, no está de más recordar los consejos que Quintiliano de Calahorra dedicó a maestros y discípulos en su Institutio Oratoria, en el siglo I de nuestra era:

Deberes del profesor 


Asuma ante todo un espíritu de padre con respecto a sus alumnos, y piense que está en el lugar de aquellos que le han confiado a sus hijos. No tenga él vicios, ni los tole­re. No sea desagradable su actitud austera, no sea excesiva su familiaridad; no vaya a ser que nazca de la una odio y de la otra desprecio.
Hable mucho de honesti­dad y bondad, pues cuantos más avisos dé, menos castiga­rá. No se deje llevar nunca por la ira, pero tampoco deje pasar lo que debe corre­girse. Sea sencillo en su enseñan­za, sufridor del trabajo, esté siempre cercano, pero no en exceso.
Responda gustoso a los que le preguntan, a los que no le preguntan, pregúnteles de repente. En las ala­banzas de las exposiciones de sus alumnos no sea tacaño, pero tampoco exagerado, porque lo uno provoca disgusto con respecto al trabajo, lo otro autosufi­ciencia.
Al corregir lo que debe, no sea duro, y mucho menos, amena­zador, pues a muchos les aleja del propósito de estudiar el que algunos les repriman como si les odiasen.
Diga alguna vez, es más, muchas, y diariamente, cosas que sus oyentes guarden consigo. Aunque proporcione bastantes ejemplos sacados de la lección para su imitación, sin embar­go, según se dice, la viva voz alimenta mucho más, y, sobre todo, la del maestro al que sus discípulos, si están bien educados, aman tanto como respetan. No se puede decir cuánto más gustosamente imitamos a aquellos por quie­nes mostramos interés.
Quintilianus, Institutio Oratoria, II, 2, 4-8
Sumat igitur ante omnia parentis erga discipulos suos animum, ac succedere se in eorum locum a quibus sibi liberi tradantur existimet.
Ipse nec habeat vitia nec ferat. Non austeritas eius tristis, non dissoluta sit comitas, ne inde odium, hinc contemptus oriatur. Plurimus ei de honesto ac bono sermo sit: nam quo saepius monuerit, hoc rarius castigabit; minime iracundus, nec tamen eorum quae emendanda erunt dissimulator, simplex in docendo, patiens laboris, adsiduus potius quam inmodicus.
Interrogantibus libenter respondeat, non interrogantes percontetur ultro. In laudandis discipulorum dictionibus nec malignus nec effusus, quia res altera taedium laboris, altera securitatem parit.
In emendando quae corrigenda erunt non acerbus minimeque contumeliosus; nam id quidem multos a proposito studendi fugat, quod quidam sic obiurgant quasi oderint.
Ipse aliquid, immo multa cotidie dicat quae secum auditores referant. Licet enim satis exemplorum ad imitandum ex lectione suppeditet, tamen viva illa, ut dicitur, vox alit plenius, praecipueque praeceptoris quem discipuli, si modo recte sunt instituti, et amant et verentur. Vix autem dici potest quanto libentius imitemur eos quibus favemus.
Deberes de los alumnos 


Después de hablar bastante de los deberes de los maes­tros, a los discípulos, entretanto, sólo les reco­miendo esto: que amen a sus maestros no menos que a los mismos estudios, y crean que son sus padres, no física­mente hablan­do, sino en el plano intelectual.
Este deber hacia el maestro ayudará mucho al estu­dio, pues los escucharán de buen grado y creerán en sus palabras, y desearán vivamente parecerse a ellos. Finalmente ven­drán contentos y entusiasmados a las clases, no se enfadarán cuando se les corrija, se ale­grarán cuando se les alabe, y se dedicarán al estudio para ser los más queridos.
Pues así como el deber de aquellos es enseñar, el deber de éstos es mostrarse prestos a aprender. De lo contrario, una cosa no sirve sin la otra. Y así como el hombre nace de la unión de uno y otro proge­nitor, y en vano se esparce la semilla si no la calienta el surco bien mullido, de la misma manera, la elocuencia no puede desarrollarse si no existe la concordia asociada del que transmite y del que recibe.
Quintilianus, Institutio Oratoria, II, 9, 1-3
Plura de officiis docentium locutus discipulos id unum interim moneo, ut praeceptores suos non minus quam ipsa studia ament et parentes esse non quidem corporum, sed mentium credant.
Multum haec pietas conferet studio; nam ita et libenter audient et dictis credent et esse similes concupiscent, in ipsos denique coetus scholarum laeti alacres convenient, emendati non irascentur, laudati gaudebunt, ut sint carissimi studio merebuntur.
Nam ut illorum officium est docere, sic horum praebere se dociles: alioqui neutrum sine altero sufficit; et sicut hominis ortus ex utroque gignentium confertur, et frustra sparseris semina nisi illa praemollitus foverit sulcus, ita eloquentia coalescere nequit nisi sociata tradentis accipientisque concordia.

FUENTE:
ENLACES:
La educación en Roma. http://iessapostol.juntaextremadura.net/latin/educacion_roma.html

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